miércoles, 23 de mayo de 2012

FUEGOS FATUOS EN EL CEMENTERIO DE ESTRELLAS



El bisabuelo de Sozzap era un ser tan mezquino que a su lado Scrooge podría ser considerado un modelo de hombre liberal y magnánimo y el avaro de Moliére parecería un manirroto.
Cuando falleció fue incinerado rodeado de todos sus seres queridos… Como nadie acudió al crematorio, Sozzap tuvo que hacerse cargo de las cenizas. Salió del tanatorio abrazado a la urna cineraria y, por lo que recordaba, este era el primer abrazo que le daba a su pariente.

No encontramos en todo el árido Universo un lugar lo bastante miserable donde esparcir los restos y que su espíritu se encontrara cómodo y a gusto, igual que en casa.
Como últimamente todo nos da pereza y en la cápsula reina el desorden y el descontrol, la urna erró incordiando por la nave, flotando a su bola, acumulando polvo también por fuera, sin encontrar un acomodo definitivo.
Temerosos de que una apertura accidental del recipiente convirtiese nuestra limpia atmósfera de oxígeno puro en una funesta tormenta de arena irrespirable decidimos vaciar las cenizas del vejete tacañón en las macetas de la marihuana y guardar en la nevera la urna y aprovecharla como cubitera para el hielo seco de los cubatas.

Las plantas, aburridas de tanta dieta hidropónica, supieron agradecer el aporte extra de nutrientes con una cosecha de calidad excepcional. El 19 de Enero, para celebrar el día de los santos Canuto y Santiago Rastafari dimos cuenta de los frutos de esta vendimia prodigiosa.
A medida que la aromática niebla se iba haciendo más y más densa, vimos aparecer lentamente, entre las nubes de humo, al ectoplasma del bisabuelo. Sozzap, aterrado, podría jurar que aquella figura espectral tenía la misma apariencia contrahecha y retorcida de su ancestro. Que eran sus mismos puños, tan apretados que podrían licuar una moneda. Que en aquellos ojos brillaba la misma mirada de rapiña, Quiso reconocer aquella nariz corva y estirada de tanto husmear en la billetera.
Pero esa sonrisilla complacida en los labios… Esa… ¡¡¡No se la había visto nunca!!!




A continuación el afamado compositor Sozzap Sebastian Mastropiero interpretará para todos ustedes un alegre madrigal acompañado por una sencilla danza. Espero que disfruten.



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